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José sabía: Del folleto al imperio digital

Imaginemos el marketing como el esfuerzo de un vendedor ambulante en la era antes de internet. Este vendedor, al que llamaremos José, armado con un montón de folletos coloridos, recorría las calles y plazas de la ciudad, repartiendo su información a todo aquel con quien se cruzaba. Cada folleto era una oportunidad para captar la atención de un posible cliente, pero el alcance estaba limitado por cuánto podía caminar José y cuántas personas realmente prestaban atención a los papeles que se les entregaban.

El esfuerzo de llegar al cliente

Este método requería un esfuerzo considerable. José tenía que conocer las calles mejor que nadie, saber en qué momentos y en qué lugares había más posibilidades de encontrar a su público objetivo, y todo esto sin garantía de éxito. La interacción era directa, sí, pero la eficiencia y la capacidad de medir el impacto eran casi nulas. Era un juego de números: a más folletos repartidos, mayor la posibilidad de captar algún interesado.

Ampliando el alcance

Con la llegada de internet, José, este vendedor ambulante, obtiene de repente un megáfono poderoso y un mapa detallado de dónde están sus clientes y qué buscan. La publicidad digital le permite no solo llegar a más personas, sino también asegurarse de que su mensaje sea más relevante para quien lo recibe. Ya no tiene que depender solo de la suerte de encontrar a alguien interesado entre la multitud; ahora puede dirigirse a aquellos que ya han mostrado interés en lo que ofrece.

Del orgánico a anuncios

Sin embargo, al igual que las calles se llenaron de más vendedores y los folletos empezaron a perderse entre la multitud, las plataformas digitales se han saturado de contenido. Aquí es donde la analogía nos lleva a la conclusión de que, al igual que José podría haber optado por pagar por un espacio privilegiado en una feria o evento para asegurar visibilidad, las empresas de hoy necesitan invertir en publicidad digital para destacar. El contenido orgánico, aunque sigue siendo fundamental, ya no es suficiente por sí solo para garantizar que el mensaje llegue a la audiencia deseada. Las plataformas como Facebook, Instagram y Google se han convertido en los nuevos espacios públicos abarrotados donde, sin una inversión en publicidad, el mensaje de nuestro vendedor podría fácilmente perderse en el ruido.

Métodos para el éxito

La lección aquí es clara: aunque las herramientas y los métodos hayan evolucionado, la esencia del marketing no ha cambiado. Se trata de llegar al cliente donde está, con un mensaje que capte su atención e interés. En el mundo digital de hoy, eso significa una combinación de esfuerzos orgánicos y pagos, adaptándose a las nuevas ‘calles’ y ‘plazas’ que son las plataformas digitales, donde la inversión en publicidad se ha vuelto tan crucial como el esfuerzo que ponía José en recorrer la ciudad.